«De Puño y Letra…»
Capítulo IV
(1980-1985)
1980
Ordenado Sumo Sacerdote por Daniel H. Fucci el 3 de Febrero de 1980. 6
1981
OPERACIÓN (NO JA JA)11
Visto la existencia de un divertículo esofagal y considerando los inconvenientes que ello provocaba en el normal desenvolvimiento de mi vida; Por ello y en virtud de las seguridades que hoy ofrece la cirugía, como así también que las condiciones físicas, de acuerdo con los análisis y estudios eran óptimas, salvando los riesgos de la edad, resolví someterme a la operación.
Comenzaré por hacer una breve reseña pre-operatoria sin mencionar nombres de médicos ni del lugar donde fui internado, porque es mi intención relatar buscando más bien el lado risueño, cuando es posible desde luego.
De manera que partiendo del médico de cabecera y amigo a la vez, fui recomendado por éste al cirujano que formó parte del equipo especializado del eminente y malogrado Dr. Benamo; aquél me tranquilizó diciendo que ya había hecho varias operaciones de ese tipo con el nombrado, etc, etc, pero para un conocimiento más profundo me derivó a otro especialista para que me hiciera un estudio que creo se llama “esófagogastro-duodenofotoscopía” o sea que previo tratamiento de ablande con inyección, anestesia con aerosol y gotas en la boca y garganta, te hacen “tragar” una cañería con una especie de máquina fotográfica en su extremo manipulada por control remoto porque a corta distancia frente a mí tenía al médico con la otra punta del aparato desde donde lo manejaba y según me dice “ahora” el cirujano se metió dentro mismo del divertículo, porque su “boca” o entrada era tan grande que así lo permitía.
Del resultado de este estudio yo nunca me enteré pero me aclara ahora el cirujano que gracias a eso el sabía exactamente donde estaba ubicado el divertículo, su tamaño exacto y demás datos técnico-médicos. Omití aquí comentar que previo también a este estudio, hubo una dieta especial como así también que estamos en el día viernes 6 de noviembre de 1981 y que la reserva para internación quedó concretada para el lunes 9 por al tarde y la operación para el martes 10 a las 8 horas.
De manera que pasamos ya recuperando al sábado 7 con una alimentación casi normal y ya el domingo 8 con una muy liviana y el lunes 9 con solo agua para tratar de “limpiar” al máximo el divertículo; así llegó la tarde en que fui a internarme, llegando junto con Daisy Pájaro, casado con uno de los Bombara; éste se tenía que operar también de otro asunto propio de la edad pero que no viene al caso comentar. Luego de una amansadora de hora y media y previo llenado de papelería y pago de unos muy pocos pesos, porque nuestra mutual YPF es una de las mejores, conseguí ubicarme acompañado por una enfermera de uniforme verde en la habitación nº 12 – cama “B” – como verán es compartida porque es la que reconoce la obra social, caso contrario hay que abonar un arancel diferenciado y los cuatro médicos intervinientes tienen derecho – y lo ejercen plenamente – a cobrarle a uno el 100% de arancel, además del que le reconoce la obra social; se entiende que ello si uno pretende habitación “solo”. Me felicito de haber decidido por la compartida porque, además de la imposibilidad económica, las ventajas interesantes de estar acompañado, como se verá más adelante.
Y así llegamos a la noche del Lunes, charlando con el otro internado para operarse de várices en ambas piernas; a eso de las 22hs – desde luego que siempre sin alimentarme- aparece otra enfermera, con los quipos para afeitarme con una especie de “jarra” que yo iluso, pensé que contenía agua caliente para esa tarea, de manera que a pelo y contrapelo dejé de ser “hombre de pelo en pecho” porque la rasurada fue completa desde cuello hasta la pelvis (por suerte hasta allí no mas); en cambio a mi compañero le tocó desde allí hasta los tobillos y no le dejan un solo pelo en ninguno de los “recovecos” existentes en el trayecto.
Cuando creía que la función había terminado, hete aquí que recién iba a comenzar porque aquella “jarra” no era otra cosa que para una enema con todas las de la ley; yo solo había tenido esa experiencia cuando era muy chiquito y mi madre con todo cariño actuaba de enfermera; aquí la cosa fue algo distinta y rápida. Concluido, te dicen vaya al baño, uno sale disparando pero al llegar cae en la cuenta de que no hay papel, de manera que con la celeridad que el caso requiere vuelve, recoge papel y llega justo a tiempo. Hasta aquí normal, pero a poco de estar una descomunal descompostura –tipo hepático aparentemente- hace que me tenga que apoyar en la pileta lavamanos ubicada justo en el lugar y allí se me acabó el mundo… Después de no sé apreciar cuánto tiempo desperté en el suelo del baño por suerte, éste y yo limpitos, así que medio boleado aún, salí y urgente mi compañero llamó a enfermeras y luego del primer susto y vuelto a la normalidad con presión, etc, etc, seguimos comentando a nivel casi de risa. El por qué de la bajada de presión y pérdida de conocimiento, oficialmente todavía no lo sé…
Después de eso, casi media noche, dormí tranquilo hasta las 6:30. ya martes 10 en que dos potentes enfermeras con uniforme de otro color, te sacan pijama, te ponen otra especie de guardapolvo verde prendido en la espalda y sobre la pata nomás dos poderosas inyecciones supongo que “tranquilizantes” porque al rato nomás uno quiere seguir durmiendo; pasé a una camilla y fuera, camino a la sala de operaciones con reloj enfrente que marcaba las 7:10hs. Ruido de bandejas metálicas, instrumentos, tremendas inyecciones preparadas, o sea palpitando la jornada que habría de ocurrir; eso hasta las 8 horas. Primero llega el médico amigo; -¿qué tal Montani?- Vaya pregunta; luego otro y otro, y por último el cirujano que pronunció lo último que yo pude oír: el corte es aquí y sentí que marcaba con su dedo el recorrido en el lado izquierdo del cuello desde abajo del maxilar a la altura de los molares hasta justo el centro del cuello en el pocito debajo de la nuez.
Cuando aún creía estaba “por operarme” oigo una voz femenina que seguramente la habría precedido algunos cachetaditas para despertarme por unos segundos y dice: YA ESTA OPERADO; eso sonó como si viniera de un ángel celestial. Y seguí dormido hasta que me encontré en mi habitación nuevamente inmóvil con suero inyectado permanente y los consabidos conductos plásticos por la nariz para drenaje. Casi no podía hablar, solo estrechar las manos de mi familia que estaba a mi lado; como novedad, solo tres tremendas inyecciones de antibióticos, tomadas de presión, temperatura, visitas del médico amigo con preguntas que un no tiene ganas de contestar y si ya estuvo el “petizo” refiriéndose al cirujano, que aunque pienso son de la misma talla, éste tiene un relativo abdomen que lo hace parecer quizá mas bajo que aquél; en cambio el primero cariñosamente lo llama “el viejo”, desde luego no en su presencia. Y fuera de un insistente dolor de cintura y la custodia de un hijo, pasé la noche hasta las 6 de la mañana del miércoles 11 (San Martín) hora en que inicia actividad el nosocomio o sanatorio con el personal de limpieza y a todo color; siguen las inyecciones, presiones, temperatura, desayuno a las 8hs que para mí pasa de largo porque mi único alimento es por cañería: suero.
Y como el suero es líquido elemento, también es necesario porque así lo exige el cuerpo, darle libre y franca salida fuera de él. Pero en las condiciones que uno se encuentra, casi sin poder moverse, esa operación debe hacerse en la propia cama con el equipo de expeler tan reducido a la mínima expresión, que resulta casi imposible introducirlo adecuadamente dentro del curioso recipiente más conocido por “papagayo” de manera que algo salpicaba la cama, cuya parte inferior ya lo tenía previsto con una goma especial. Además, un par de enfermeras siempre listas, raudas concurrían sin pedirlo, lo bañan a uno de arriba abajo (conste que no dije arriba y abajo, sino desde arriba hasta abajo) con jabón y agua tibia. Además cambian por completa sábanas de al cama. Servicio esmerado.
Esta operación con el tiempo y la práctica y levantando la cama, fue superando los inconvenientes pasando a ser normal.
Comienzan algunas visitas a quines les balbuceo algunas palabras; en sus primeras visitas el médico me dice que no debo tragar al comentarle que para hacerlo me dolía bastante, de manera que suspendió la tragada de saliva y aplicó lo del dicho “tragando saliva”- Lógicamente la parte del esófago que fue operada, se reseca y cuando involuntariamente pasa algo de saliva… sin comentarios.
Para este entonces también estaba operado el compañero de pieza, un empleado jerárquico del Servicio Eléctrico Provincial (DEBA) con una esposa muy simpática y buena compañía para mi señora que hacía guardia durante el día; además dos hijas muy gauchitas.
Siguen las inyecciones y reposición de los envases plásticos con suero, más las consabidas visitas de ambos médicos para control, además de una mujer que como tenía careta durante la operación yo no la conocía; también ella consultaba sobre inconvenientes post operatorios referidos a la anestesia (vómitos, etc, etc); nada de eso.
Como la primer noche hizo guardia Tommy, la segunda la pasó el yerno Adalberto, quien no es muy afecto a ese tipo de actividades; por eso quizá le tocó presenciar algunos sucesos dignos de comentar. Mientras descansaba algo en la sala de espera porque yo pasaba la noche tranquilo, oye que alguien grita pidiendo un fósforo, descubriendo al espabilarse que quien seguía gritando era nada menos que un viejo completamente desnudo sosteniéndose como única indumentaria un trozo de algodón en el abdomen; afortunadamente para él, el yerno, de inmediato aparecieron un médico y enfermera llevándose al aparentemente recién operado noctámbulo que seguía rogando por un fósforo porque estaba muy oscuro.
Según cuenta y pasados algunos momentos, vuelve a oír llamar a alguien desde alguna habitación sin que apareciera nadie, salvo los acompañantes de la mayoría de las otra habitaciones para ver de qué se trataba, hasta que oyen un ruido provenientes de la pieza del que llamaba producido por su propia caída de la cama con aparato de suero, y la aparición con cara de dormido del acompañante que había sido llamado; urgente aparición de enfermeras que en pocos minutos vuelven todo a la normalidad, ante la expectativa de todos los curiosos firmes en los pasillos; simplemente, de película y especial para novicios.
Llega la mañana y con ella la rutina desde las 6 horas; limpieza, visitas, cambio de guardia (acompañante), curación, desayuno para los otros; esa mañana se va el compañero de pieza, pero poco después ingresa oto de edad con pólipos en vejiga, con abundante y corpulenta familia muy serviciales y buena compañía. Los almuerzos, las cenas y los tés de las 5, siguen ignorados para mí; me sobran las 30 gotas de suero por minuto, que no siempre guardan esa relación, pero se compensan las unas más con las otras menos y la ración es constante, lo mismo que la expulsión de líquido que ya va mejorando en su comentado operativo. El día va pasando sin mayores novedades, excepto la visita de la mamá de Guala, Alberto, que se había roto el hombro y enterada de que yo estaba “allí” me fue a ver. Por la noche le tocó guardia al otro hijo, Sonny, al que tuve en jaque ocupado en pasar el equipo del suero de un lado a otro de la cama para poder cambiar de posición pro el fuerte dolor de cintura. Así hasta el comienzo de un nuevo día, pero omití comentar que la mañana anterior estando dormido, apenas oigo que me dicen “siéntese en la cama, vamos”, pero sin darme tiempo a despertar entre el médico y la enfermera me sientan, con el consiguiente boleo, mareo, sin saber si estaba en alguna nave sideral, mientras te pegan el tirón para sacarte las telas que sostienen la gasa; ya ubicado al terminar la operación caigo en la cuenta que debo comprar tela adhesiva anti-alérgica porque mi piel no soporta la común. Y vuelta a ponerme horizontal para que se me pase la “borrachera”.
Volviendo a la mañana del viernes 13, avanzada la misma, es operado el compañero sin cirugía sino por extracción desde el exterior con aparato especial,. Ya hablo un poco mejor. Un nuevo día pasa y con el mismo itinerario llega la noche con la guardia de Tommy nuevamente con los cambios de posición para descansar a intervalos de uno y otro lado. Se matiza además con los gritos de los enfermeros de habitaciones vecinas, enfermeras que pasan con el carro lleno de frascos y demás elementos para curaciones que producen un ruido especial como para despertar al de sueño más pesado; otras disparadas con transfusiones hasta que la habitación se ilumina con los rayos del sol de un nuevo día.
Después de pasado el desayuno, llegó el médico con la enfermera y, oh sorpresa, sin decir agua va o agua viene, de un tirón me saca la manguera de drenar de la nariz y sobre el pucho le dice a la enfermera “y esto también sacamos”, refriéndose al suero. Se imaginan la alegría experimentada porque ellos significaban una molestia importante y sin el suero inyectado podía ubicarme a satisfacción en la cama en la posición que el físico pidiera. De allí en adelante y hasta nuevo aviso, la dieta sería de té negro, caldo con gusto a nada, pero sabía riquísimo y agua que preferí fuera mineral pero sin gas; además ya podía levantarme, dar unos pasitos que fueran afirmándose como para alimentarme ya sentado a la mesa. Para todo esto mi señora prácticamente firme durante el día, con excepción de algún reemplazo de la hija María Inés. Y por supuesto también la nuera uruguaya Graciela, cumplió con la suya, haciendo de excelente enfermera con masajes después de las primeras inyecciones y también en la espalda.
El día pasa algo más apacible y la guardia le tocó al sobrino Pichón, pero como no tenía ya el problema del suero y prácticamente podía descansar, no justificaba sacrificarlo pues además estaban los acompañantes del compañero de la pieza, de manera que a las 24 horas, después de la última inyección, lo despedí. El descanso fue completo hasta la mañana siguiente con el alegre despertar del personal de limpieza, intercalando alguna que otra siesta entre las demás actividades del establecimiento, incluyendo mi desayuno que es el mismo indicado: té negro (mi señora se da el lujo de hacer algunas compras por el centro mientras yo, levantado, recorro pasillos, dejo que hagan la cama cómodamente las mucamas, y también despido al compañero de pieza, quedándome solo, aunque no por mucho tiempo.
Luego del temprano y opíparo almuerzo “caldo a secas” y de un pequeño descanso, llega un nuevo enfermo enyesado. Luego de observarlo largo rato y de verle cara conocida, llego a enterarme que es José Scotti, ex YPF y jubilado también, de manera que tuvimos temas más que de sobra para charlar. Su problema fue que al querer regar con un balde, éste le tapó una madera que pisó y lo hizo caer, con el siguiente resultado: rotura del brazo y salida de éste del hombro, por lo que de entrada se lo volvieron a su lugar enyesándolo, dejando la rotura para el día siguiente. Por suerte tocaron unos días con temperaturas relativamente bajas para la época, que permitían soportar el yeso y el encierro.
Alguna que otra visita con algunos pasajes que, vistos con humor, resultan graciosos; el viejo de la habitación contigua que a toda costa tenía que conocer a mi señora, efectivamente por fin recordó que había estado en casa haciendo un patio de lajas hace varios años. Bien, por recomendación médica este internado tenía que caminar, pero como también le suministraban suero, para hacerlo era acompañado por dos o tres mujeres familiares, una de las cuales portaba el aparato porta suero y levantado con un estandarte. Al ver ese espectáculo salir de la habitación, a mi mente se me presentó la imagen de una pequeña procesión, lo que participé a los presentes, quienes aprobaron la idea matizando la tarde con risas que sirvieron en parte para contrarrestar la pena por el accidente y también que ese domingo había tomado la comunión una nietita del causante y toda la fiesta se tuvo que realizar con un dejo de tristeza y la ausencia de algunos familiares.
Y así entre charla y charla, llega la cena con “caldo” para más tarde el “postre” inyectable y ya sin guardia porque me defiendo solo, además con guardia permanente y eficaz del vecino, toda la familia quedó tranquila y descansada. Entramos ya al día lunes 16 con el ritual de costumbre, apareciendo el médico después del desayuno (té negro) a quien le consulto algo impaciente cuándo me va a sacar los puntos, me contesta con un ademán que interpreto como un “pian-pian-todavía hay tiempo”, de manera que violín en bolsa y seguir esperando por lo menos hasta el miércoles o jueves. Pero en cambio tengo otra noticia satisfactoria: voy a poder “comer” sopa de sémola o similar en almuerzo y cena, y té con leche que por la tarde llega con suculenta bandeja servida además con bizcochos “Canale”· y mermelada, de todo lo cual solo quedan vestigios porque no queda elegante pasar la lengua…
Pero al comenzar la tarde, o sea después del almuerzo sorpresa, porque además de la sopa viene un puré exquisito y también un flan (tipo muestra gratis) pero flan al fin, ya mas entonado, había humor para charlar de manera que entramos a darle con el compañero y una hermana de éste, apareciendo como principal tema nada menos que su pueblo natal: Ing. White.
Mi relación con el puerto data de muchos años y, en su época, fue bastante intensa en distintos aspectos; ya de chico, concurría con mi hermana Elvira en tren por la Estación Noroeste hasta la de Garro (hoy ya extinguida al igual que la vía Férrea) donde tenía una academia de corte y confección en sociedad con su profesora la Sra. de Liberali (madre del conocido comentarista Ampelio Liberali); de paso en verano aprovechábamos para darnos un baño de mar, dando cuenta de una sabrosa tortilla (con cebolla) que llevábamos preparada por mi madre. Todo esto afluye a mi mente y es recordado con lujo de detalles por los Scotti; prosigo luego con el paraje El Guanaco, donde estaban ubicados los depósitos y talleres de las representantes de maquinarias agrícolas, en jurisdicción de Ing. White, una de las cuales era atendida por mi cuñado Lorenzo Dorcazberro y donde también yo trabajé unos meses en época de cosecha y donde aquél con su familia tenía su casa. Recordamos que allí Pío Frascaroli tenía su depósito como representante de Cinzano, con el constante ir y venir de los poderosos camiones International con ruedas macizas produciendo un ruido característico al rodar por la ruta empedrada. Así a un nombre, se siguen agregando otros y otros.
Igualmente para esa época, año 1932/33 vivía en Ing. White, mi tía Michelina (hermana de mamá) que se había instalado como obstétrica, trayendo a este mundo a mis primeros sobrinos, y la mayoría de los nacidos entonces en el lugar; estaba casada con Emilio Lucianetti, que fue delegado municipal, con un hijo Emilio que inició su carrera de pilotín llegando a ser un importante personaje de la marina mercante que actuó durante mucho tiempo en el exterior. El compañero recuerda la casa, quién era su propietario, la Flia, Cónsoli, etc, etc.
Simultáneamente yo estaba actuando ya como músico y lógicamente salió al tapete “La Siempre Verde” institución que entonces era conocido no solo en el puerto, sino en Bahía Blanca y la zona, comparable a lo que podría considerarse hoy un Club 0limpo; permanentemente había actividad cultural y social, desfilando todo número de calidad, destacándose la Cía. teatral Esther Da Silva-Javier Rizzo, donde la orquesta Juan C. Salotti y sus muchachos (yo era uno de ellos) tenía a su cargo el final de fiesta con bombos y platillos (Fuegos Artificiales -tango- con reales fuegos artificiales en el escenario, El Espiante o El Rápido tango de Fresedo con sonoridad de tren real, con guarda, pito, máquina a vapor), además de los primero fox-trots melódicos americanos, como Please, Novios para Siempre, y otros, con cantor en inglés. Éxitos inolvidables especialmente anunciados y promocionados por radio donde también actuábamos. Yo estaba recién en mis 17 años y ya había actuado allí en I. White con un quinteto a mi nombre para “amenizar” los bailes.
Personajes de Ing. White; el Dr. Indalecio Ruiz, médico de mamá que con los años le tuve como jefe del Servicio Médico de YPF. Nicolás Tauro, con quien empecé a actuar en su orquesta en Mayo de 1935 por radio LU2 y por supuesto en los bailes, durante diez años consecutivos. Siguen los recuerdos y aparece después de un lapso de varios años, el Club o actividad de la colectividad inglesa de la llamada Mission to Seamen, donde a la llegada de barcos con tripulación o bandera de ese país, armaban baile para entretener a los marinos, evitando que cayeran incautos en otras “redes”. Allí fui yo a practicar inglés invitado por una amiga que era cancionista radial en ese idioma. Esa misma noche conocí a una chica hija de australiano, igual que mi “tutora”, con la que inicié la práctica del idioma, enterándome que su nombre era Inés y tanta fue la práctica que resumiendo, hoy es la feliz abuela de mis ocho nietos, desde luego previo paso y firma en el Registro Civil.
Una de las últimas incursiones whitenses fueron como Proveedor Marítimo, cargo que tenía mi suegro y seguí por un tiempo simultáneamente como empleado de Ultramar que atendía barcos por contacto y yo concurría a bordo para tomar sus pedidos de lubricantes. Ya en YPF, lógicamente al estar su Planta de Almacenaje en Ing. White, también por distintos motivos aunque ocasionalmente, pisaba tierras whitenses.
Esto lleva minutos para leerlo, pero sobre estos recuerdos, gratos por cierto, se fueron horas hasta que nos sorprendió la noche, participando también mi señora hasta que llega un señor de visita para mi compañero y luego de mirarme por un tiempo, señalándome con su índice me dice: “¿ud. es Montani…?” y era músico… Y yo en blanco. Aclarado resultó ser un Presidente de La Siempre Verde cuando yo actuaba; nuevos recuerdos. Punto.
El papel se acaba. Síntesis; llego a casa y comienzan a “embucharme” con comidas “blandas” por receta médica; Así que flan va, budín viene, yogourt que pasa, pollo hervido, licuados, me han hecho recuperar con bastante rapidez y hoy 30 de noviembre, a 20 días de mi operación, el médico me dio vía libre para comer “de todo”. No obstante y pese a que me siento a cero kilómetro, opina que siga controlando y le informe sobre cualquier síntoma o circunstancia anormal que espero no tener.
FIN
Derechos reservados – Prohibida su reproducción. 1º/XII/81
El 6 de Diciembre de 1981 recibí Bendición Patriarcal del Patriarca Jorge H. Cizek (Padre)6
1982
B. Blanca, 2 de Octubre 1982
Queridas Flias Valletanas y Porteñas:
Como en los viejos tiempos, cuando no había nietos y le sacaba el jugo al horario de la oficina, ésta va por duplicado a cada región para que la distribuyan libremente, sin que deba intervenir la SIP por problemas de algo que puede estar en contra de la “libre expresión” (libertad de prensa).
Luego de este introito, en primer lugar lamento Juanín, no haber estado cuando llamaste por teléfono para poder charlar un ratito, pero de cualquier manera no fue desperdiciada la comunicación, porque te enteraste de una real primicia como fue el nacimiento del NOVENO nieto, JULIÁN MANSILLA, el 24 de Septiembre (Patrona de B. Blanca) a la hora 1:25 con un peso neto de 3,730Kgs, fue con toda felicidad para tranquilidad de padres y abuelos. La cosa fue así, yo fui a buscar a Inés el día Miércoles 22 que estaba acompañando a la hija y como volvía a casa antes de ir a la reunión de Rotary, 21hs, me encajaron los dos nietos vecinos, de Tommy, pero cuando llego resulta que me estaban esperando con gran ansiedad para ir ya al Sanatorio porque María Inés es bastante rápida para estos mandados y sin contracciones; para no tener que pasar el mal rato y sin teléfono a las horas de la madrugada prefirió internarse quedando tranquila. De manera que con los 5 nietos , Inés y María Inés, más todos los pertrechos para el Sanatorio y para los tres chicos de Mary que iban a quedar con nosotros, allá partió el “tortugón”, como le llaman los chicos al auto; dejé a Mary y volví a casa con toda la prole. Pero resulta que al revisar a Mary en el Sanatorio, le dijeron que todavía faltaba, de manera que la mandaron a la casa, solo que ella no fue y pernoctó, por las dudas, en la casa de los suegros, con teléfono y AUTO, además de ser enfermero.
Al día siguiente, las cosas pasaron normal aunque con cierta precaución y como a la tarde andaba bien, se vino en auto desde luego, hasta casa para ver a los chicos y de paso consultar al médico que está justo frente a casa. Este le dice que ya está lista para nacer con la dilatación necesaria y le pregunta, ¿cuando querés que sea? Y entonces le contesta, cuando Ud. quiera Dr. -Bien te internás esta noche y cerca de las 24hs, así no pagás el medio día, yo tengo una reunión que termina a las 24hs, y en una hora liquidamos el asunto- Y de acuerdo con lo programado, entró a la hora señalada, la prepararon entrando a la hora 1 a la sala de maternidad o parto, y a al 1:25 se encendió la luz celeste. Como anécdota, vale comentar que como no consultaron si había cama, fueron derecho viaje al Maternal del Sud, cuando llegó el médico consultó y convenció que lo más acertado era aceptar lo único disponible: un sofá en la habitación de otra madre que había tenido también varón ya el día anterior. El único inconveniente era que ellos por el Banco tienen todo gratis con habitación “SOLA” y recién por la tarde la pasaron a otra sola. Y hete aquí el epílogo, el día 25 a las 10hs, la mandaron para casa, así que solo cobraron a la mutual un día; si lo hubieran tenido que pagar ellos, seguro que no los perdonaban por menos de dos o tres días.
Esto es parte de lo nuestro y en cuanto a los porteños, muy poco sabemos, solo por María que acabo de hablar con ella, diciéndome que están bien superándose los problemas. Ella tiene sus días bravos que le “tiran”, pero eso es lógico para semejante golpe. Nora por su parte, parece por lo menos que fuera más resistente; entre los hijos y el trabajo tiene mayor distracción.
Siguiendo con lo nuestro, o mejor dicho lo mío, el maldito divertículo vuelve a hacer las suyas, pero por ahora lo trato con un poco de indiferencia y alguna que otra pastilla, con el agregado de una dieta que la tiene mal a Inés porque además de “odiar” a la cocina desde su niñez, el gran problema es decidir por un menú o bien un plato X.
Para los del Valle, se habrán enterado ya que el nuevo Ministro de Agricultura, ganadería, y Minería de R. Negro, es el Ing. Rodolfo Guillermo Stockebrand, compañero de Tommy que inclusive estuvieron juntos en el INTA de J. J. Gómez y supongo que más de una vez habrán estado con el Flia.12
1983
El 23 de Enero se constituye la Estaca Bahía Blanca – Argentina de la Iglesia. Llamado como Primer Consejero del Obispado de Barrio Hospital. El 3 de Marzo de 1983 llamado como Secretario de la Estaca Bahía Blanca.6
25 Abril 198313
Para Carolina (Alias Cuca y Flaca):
Desde que llegamos que estaba en turno para hacerte esta carta, pero se fue postergando y luego decidí esperar que llegara Juanin para darles las últimas novedades. Pero vayamos por orden. 1ro, queremos agradecer las múltiples atenciones y los gratísimos momentos pasados durante la festichola de tus 70, gracias a la querida sobrina Sussy (dicho así parece más chiquitiiiiiiiiiiiiiiiita). Nuevamente a todos muchas, pero muchísimas gracias. Esperamos que se encuentren todos bien de salud y siempre adelante, aunque vengan achurando.
Por aquí hemos visto que Roberto está prendido en la política; en O’Higgins y Drago estuvo de orador en un acto en el que fue el principal nada menos que el Dr. Mattera y también figuró Fortean. Qué tal?
Comienzo, o mejor dicho, sigo con nuestra llegada: el viaje fue bien, llegamos casi a horario (unos minutos de atraso) pese a la ½ hora perdida en Constitución más el paso de “vaca vieja” hasta pasando Cañuelas; Amelia, después que bajó en Olavaria el compañero que de entrada rondó a todo trapo, viajó con la suegra del Negro y ahí le dieron a la sin hueso.
El día que llegamos, andando solo en el auto, y como estaba cerca de la casa de María Inés, me llegué hasta su casa para ver a los nietos. Al abrir la puerta Lorena (la mayor) a boca de jarro me dice ¿“SABES QUE MAMA VA A TENER OTRO BEBE”? pero lo dijo tan rápido y tan de repente que le volví a preguntar; la respuesta fue más categórica porque la madre desde adentro asintió sonriente con la cabeza. O sea que será el undécimo. Resulta que la cosa venía de hacía rato, pero como Inés había andado tan mal con su columna y en perspectiva del viaje a ésa, no quisieron anunciar nada, ni siquiera a Graciela (Tommy) que recién se enteró cuando nosotros salimos. Se imaginan la carcajada que habrá dado con la noticia, sobre todo que le contaba antes a María Inés de lo mal que estaba con los consabidos vómitos, etc, etc, y ella estaba igual, así que también se reía para sus adentros. La recomendación de los hermanos del por-venir, me pidieron que no le dijera nada a la Granny (Inés), porque querían ver cómo era una persona “desmatada”, porque la madre les había dicho que cuando se enterara le iba a agarra un desmayo. Pero cuando fue el día siguiente, se enteró de la misma forma que yo y pese a la sorpresa, la tomó suave y bastante tranquila. Pero la procesión que iba por dentro hizo crisis al día siguiente a la noche. Se juntó ese problema con una película (yo estaba de reunión en Rotary) que vio sola y bastante macabra, que, para matizar, pasaban la cola de otra peor, apareciendo una mujer que la tenían de la cabeza y con una flor de navaja le cortaba el cuello como si degollaran a un pollo. Alegre, no? Síntesis, que a las 2:30hs de la noche tuvimos que llamar al médico que por suerte vive frente a casa y que hace poco la atiende, porque viajó Merqueta, POR FIN se retiró, y nos dio unas pildoritas para tranquilizarla porque fue todo problema nervioso. La cosa que tenía cada temblores que te la regalo; además como para ella se moría, la preocupación es que no quería dejarme solo (la viva quería llevarme a mí también) y cómo iban a hacer los nietos tan chicos todos, y quién atendería a los por llegar. Y ella sin poder hacerlo, etc, etc, etc, y más etcéteras…
Además de todo eso, la columna la tiene mal y ya tenemos turno para un médico que viene cada principio de mes desde Bs As, quien la atendió hace años y quedó bastante bien. Veremos que pasa, pero los años son los años.
Juanín llegó el Miércoles 20 a horario pasándola muy bien; visitó a todo el barrio viejo, incluyendo a la Sra. de Fentini (frente a la casa de Avellaneda) la que pese a sus noventa y pico anda lo más bien. También charló con Rico Rech (el último que queda de lo Rech). Parece mentira que uno que está aquí, relativamente cerca, no los ve ni sabe de ellos desde muchísimos años, él ya los visitó en cada pasada que hace por Bahía. Supongo que a todos nos sabe ocurrir lo mismo.
Estamos a la espera de Carlos (marido de Mónica), porque estaba por venir para una “changuita” en el área petroquímica del puerto I. White.
ÚLTIMA: Hace unos diez días pasaron Chiche y Nechi Montani, de Neuquén en viaje a Mar del Plata para ver a la hija que está con el abuelo estudiando. Están muy bien y según cuentan también les va bien con el negocio, dentro de lo que se puede pedir, también se están construyendo su propia casita.
Y el dólar sigue subiendo… y la nafta también. Hoy a las cero horas llegó otro aumento, y a Uds, les duele más porque el precio allí es mayor. Pero eso se va a solucionar cuando vengan los políticos. E-hen, o si prefieren, E-jen sarcómico.
Un abrazo afectuoso para todos y para vos con el agregado de mayor intensidad y besos.
DETALLE DE LAS FUENTES DE INFORMACION UTILIZADAS
1 De un resumen escrito a máquina probablemente entre 1976/77.
2 De una hoja manuscrita. Se desconoce fecha de confección. El aporte de algunos datos no mencionados en otro lugar nos estimula a incluirla.
3 “Who’s Who”. Un resumen preparado para publicación o charla en Rotary Club Almafuerte. Escrito probablemente en 1973/74.
4 Registro personal manuscrito llevado entre los años 1933-1950. Existe una copia parcial mecanografiada que llega hasta el año 1940.
5 Copia de nota a Consulado de Italia con posteriores comentarios manuscritos. Probablemente de fines de la década de 1970.
6 De una hoja genealógica de Registro Personal. Anotado mecanográficamente como acontecimientos importantes. Por su cronología interna pareciera haberse escrito entre 1987/1988.
7 Registro histórico de actuaciones orquestales años 1933/34, a máquina, fechado 27 de Agosto 1933, con la siguiente introducción: “Yo, Mario J. Montani, doy fe, a continuación, de los distintos círculos en los cuales formé parte como ejecutante. Será este como un diario de mis trabajos artísticos”.
8 Relato de viaje confeccionado a máquina en 5 carillas a 1 cara en Junio de 1979.
9 Copia de Carta a Marta de Goya con fecha 25/3/1990
10 Foja de Servicio YPF Montani, Mario José (Legajo Personal Nº 45043)
11 De un escrito a máquina fechado el 1 de Diciembre de 1981 relatando su operación de divertículo. El título de operación NO Ja Ja, pareciera una referencia a un popular programa cómico de televisión de esos años (“Operación Ja Ja”)
12 De una copia carbónica mecanografiada de carta familiar del 2 de octubre 1982.
13 De una copia mecanografiada de carta a su hermana Cuca 25 de abril 1983.